Finanzas personales: tips según la época del año

En un mundo inestable y cada vez más impredecible, la estabilidad en las finanzas personales es un estado ideal, en el que todos somos capaces de prever qué ocurrirá con nuestro dinero, tendremos capacidad de respuesta ante cualquier emergencia, podremos invertir en todo aquello que nos resulte interesante, y general contaremos con la capacidad de ahorros y de gasto que solo nos puede brindar la estricta organización y el monitoreo de nuestros ingresos. Esto, aunque suena fantasioso, puede llevarse más o menos a la realidad, si nos sometemos a un plan organizado en el tiempo. Muchas veces, para temas económicos, las personas recurren a la ayuda de especialistas financieros. Esto puede dar resultados muy satisfactorios, sin embargo, antes de que te decidas, queremos darte en este artículo algunos tips organizados durante un año para que logres la tan anhelada meta de la estabilidad económica.

Primer cuatrimestre (enero-abril): austeridad en las finanzas

Todo inicio de año es, por definición austero. Sea que trabajes asalariado o como trabajado independiente, la época de fin de año siempre marca un período importante de gastos que es típico de las fiestas navideñas. La planificación para este período debe venir incluso desde antes: al planificar los gastos navideños, es preciso dejar un margen de ahorro para pasar sin mayor inconveniente los cuatro primeros meses del año. Sobre todo, si eres un trabajador independiente, los dos primeros pueden llegar a ser meses muertos, así que hay que cuidarse de no hacer gastos innecesarios, aprovechar el mes de marzo para financiar las deudas y mantenerlas al nivel más bajo que nos sea posible, y finalmente, el mes de abril, en el que las aguas vuelven a su cauce y finalmente se pueden contemplar las perspectivas de lo que ocurrirá durante el año.

 

Segundo período (mayo-agosto): oportunidades

A partir de mayo es una buena idea considerar cuáles pueden ser las oportunidades de inversión. Luego de la recuperación de principios de año, hemos logrado bajar la deuda y ya nuestro presupuesto está estabilizado según un esquema 70-30 (70 para vivienda-salud-educación-transporte y 30 para ahorro-entretenimiento-pago de deuda), podemos ver en qué usamos esa porción del 30 que nos gustaría ver rendir a lo largo del tiempo. Los meses de junio-julio son importantes porque ofrecen la oportunidad de revisión de procesos y de aprovechamiento y administración de ingresos extra. Con la llegada de agosto, es buena idea considerar la inversión en uno mismo: la educación es, en todos los sentidos, una opción que siempre rinde sus frutos.

 

Recta final del año (septiembre-diciembre): ahorro

Luego de la austeridad y las inversiones, llegamos a una etapa en la que tenemos ya cierta estabilidad y capacidad de planificación dentro de nuestras finanzas personales. En este momento (y en cualquier otro del año, a decir verdad), es preciso tener en cuenta que los imprevistos deben formar parte de cualquier planificación seria. Así que si la inversión ya rindió frutos, o si, gracias al pago de nuestra deuda podemos disponer de un mayor porcentaje de nuestras ganancias para nosotros mismos, sería bueno considerar, si no se tienen, las posibilidades de adquirir un seguro de vida o para nuestras propiedades. De igual forma, controlando aún más esos gastos pequeños que sumados se llevan un porcentaje importante, podemos empezar a sumar para el colchón que nos permita pasar sin demasiado problema los primeros meses del año siguiente. Si aún se tiene alguna deuda, es un buen momento para saldarla y usar, por ejemplo, las tarjetas de crédito en los gastos propios de la época de fin de año. Con este esquema de planificación, que cada quien puede adaptar a las particularidades de su vida o del lugar donde vive, estamos seguros de que la meta de lograr una economía personal estable está al alcance de la mano.

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